Contexto
Tiendas de raya
Las tiendas de raya en México replicaban el sistema implementado por Estados Unidos, Inglaterra o Francia, que tuvieron auge en el siglo XIX y principios del XX. Originalmente la tienda de raya fue un mecanismo para distribuir los recursos de las haciendas, eran propiedad de los patrones que expendían comestibles, aguardiente, ropa y calzado de mediana calidad, con lo que “rayaban” a sus empleados.
El pago a los trabajadores se hacía mediante vales (o “monedas” acuñadas por la fábrica o hacienda) que sólo se podían canjear en la tienda de raya del patrón, donde los campesinos adquirían productos. Al inicio, esta forma de pago era muy bajo a cambio de exhaustivas jornadas de trabajo. Pero como los trabajadores no tenían alternativa, ya que vivían bajo condiciones miserables, y como no les alcanzaba para pagar los productos que permitieran su propia subsistencia y la de su familia, se veían obligados a comprar un crédito con un alto interés convirtiéndose en eternos deudores.
El trabajador no podía cambiarse de hacienda o fábrica sin antes saldar la deuda, y si llegaba a escapar era perseguido por la policía para llevarlo de regreso. También era común que los patrones embriagaran a los trabajadores hasta que gastaban todo su dinero, entonces los productos básicos eran vendidos a crédito. Así era como los hacendados retenían a los campesinos en las fincas, y con los precios abusivos de la tienda los hacían adquirir una deuda que terminaba esclavizándolos; muchas veces las deudas se heredaban.
Se les llamaba “Tiendas de raya” porque como la gran mayoría de los trabajadores eran analfabetos dejaban una raya en lugar de su firma, en el libro de registro de pago de nomina. Otro abuso frecuente de los patrones, era engañar a los trabajadores al momento del pago de los salarios, cambiar los números de cobro de deudas, o engañarlos con lo que estaba escrito en el libro de nómina.
Desde las primeras insurrecciones obreras y campesinas de la revolución, promovidas por el Partido Liberal Mexicano, el saqueo y la destrucción de la tienda de raya era obligatorio. Cuando el levantamiento armado se generalizó en la Revolución de 1910, el odio acumulado tras años de explotación se dirigía, en muchos casos, contra las tiendas de raya y sus administradores.
Emiliano Zapata anunció el fin de las tiendas de raya y de diversos abusos en su Manifiesto al pueblo, en agosto de 1914. Un año más tarde, Venustiano Carranza decretó la abolición de las tiendas de raya, reprobando la acción de los hacendados a la explotación del peón, para intentar eliminar la miseria en la que vivían los peones.
https://mxcity.mx/2018/04/las-tiendas-de-raya-durante-la-dictadura-de-porfirio-diaz/

Red ferroviaria durante el Porfiriato 1880 - 1910
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El crecimiento de la red entre 1880 y 1910 fue muy importante: pasó de 1,074 km en 1880 a 19,280 km en 1910; durante el Porfiriato se conectaron las principales zonas fronterizas con la capital y las zonas agroexportadoras y mineras. En 1884 se inauguró el Ferrocarril Central de Ciudad Juárez a la ciudad de México y en 1888 el Ferrocarril Nacional de Nuevo Laredo a la capital.
La introducción del ferrocarril se realizó principalmente con capital extranjero; el gobierno mexicano se limitó a dar garantías a las empresas (entre otras la “Nickerson, Atchinson, Topeka and Santa Fe Railroad”, la “Palmer y Sullivan” y la “Gould, Texas and Pacific Railroad, Iron Mountains and International Railroad” y la “Huntington, Southern Pacific Company”, todas estadounidenses). Hasta 1890, cuando la mayor parte de la red ya estaba trazada, se homogenizó el sistema (estableciendo el mismo ancho de vías por ejemplo) y las reglas para los ferrocarriles y este proceso culminó en 1908 con la creación de la compañía gubernamental llamada “Ferrocarriles Nacionales de México”. Las inversiones nacionales estuvieron más vinculadas con los circuitos regionales como los circuitos mineros de Pachuca y Real del Monte, así como los azucareros de Morelos y pulqueros de Hidalgo.
La red ferroviaria conectó regiones lejanas y promovió el intercambio comercial aumentando el volumen, la velocidad y capacidad de circulación de mercancías, que se elevó de 262,903 toneladas en 1880 a 14,072,457 toneladas en 1910. En estos años aumentó en particular la exportación de los productos a los Estados Unidos. John H. Coatsworth señala que: “el ferrocarril contribuyó poco al crecimiento industrial de México en el Porfiriato. La mayor parte de la carga de los ferrocarriles mexicanos de este periodo, consistía en materias primas para la exportación; y casi la totalidad de los eslabonamientos hacia atrás, dirigidos a los proveedores industriales, se fugaron a través de la frontera hacia los Estados Unidos”.*
Poco a poco, el ferrocarril constituyó el medio más recurrido para viajar, algunos vagones delanteros fueron reservados para pasajeros divididos en dos clases: la rica y la pobre de acuerdo con lo que podían pagar. Los demás vagones eran para transportar carga (alimentos, animales, minerales y demás). También estimuló la migración interna, moviendo poblaciones del centro de México a las regiones mineras del norte.


Telégrafo
Siguiendo el modelo estadounidense, se fortaleció también la red telegráfica con 2600 km construidos entre 1872-1875 para llegar a una cobertura de 78,000 km en 1910. La “Mexican American Cable Co.” controló a finales del siglo XIX las líneas telegráficas la “Mexican Telephone Company” y la “Mexican Light and Power” (que a mediados del siglo XX se convierte en “Luz y Fuerza”). Con la red telegráfica se mejoraron los servicios postales, la comunicación telefónica y se conectó a México con el mundo de negocios mediante un cable submarino.
Telégrafo
Siguiendo el modelo estadounidense, se fortaleció también la red telegráfica con 2600 km construidos entre 1872-1875 para llegar a una cobertura de 78,000 km en 1910. La “Mexican American Cable Co.” controló a finales del siglo XIX las líneas telegráficas la “Mexican Telephone Company” y la “Mexican Light and Power” (que a mediados del siglo XX se convierte en “Luz y Fuerza”). Con la red telegráfica se mejoraron los servicios postales, la comunicación telefónica y se conectó a México con el mundo de negocios mediante un cable submarino.


Derecho de pernada
En México el derecho de pernada consistía en que el patrón pagaba los gastos de la boda, tomando a cambio a la novia en la noche de bodas. Los hacendados no dudaban en mandar al marido a la carcel o a la guerra si se oponía a que este ejerciese su “derecho”. Todo esto se trastocó cuando un chico que se llamaba José Doroteo Arango Arámbula, disparó al hacendado Agustín López después de que este violara a su hermana. Después de esto, el chico se ocultó en el monte, convirtiéndose más tarde en Pancho Villa. Como revolucionario no dudó en ajusticiar a los patrones que abusaban de las campesinas, creando una conciencia social que propulsó el cambio.
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